
La historia de Victoria, una luchadora
Victoriosa en la vida
No es famosa, política, empresaria ni tampoco piquetera. Es una luchadora, una mujer que pelea por ella, su familia y todos aquellos que necesitan de su ayuda.
Victoriosa en la vida
No es famosa, política, empresaria ni tampoco piquetera. Es una luchadora, una mujer que pelea por ella, su familia y todos aquellos que necesitan de su ayuda.
Victoria nació el 17 de abril de 1954 en la provincia de San Juan y fue criada en Mendoza. Comenzó a trabajar a los 9 años en casas de familia, siempre cuidando chicos. Ese fue un período muy duro ya que cuando tenía siete años sus padres se separaron y conoció lo que era vivir en la calle. Llegó a Buenos Aires a los 29 años junto con su esposo, a quien conoció en la práctica religiosa, y sus cinco hijos, uno de ellos discapacitado. Desde entonces viven en una casa de madera y ladrillo, que ellos mismos construyeron en el partido de José C. Paz, en la provincia de Buenos Aires.
Todos los fines de semana, Victoria y su marido trabajan con chicos de las villas cercanas a su casa. Les dan comida y todo lo que se pueda. También ella asiste a jóvenes para ayudarlos a salir de la droga, chicos que tienen mucha falta de autoestima, chicos que quieren dejar de ir al colegio. Trata de enseñarles que se puede ser alegre sin la estimulación del alcohol ni la droga.
Según opina Victoria, a ellos les falta coraje para enfrentar la realidad y se destruyen. “La solución es darles tiempo, conserjería y sobre todas las cosas amor”, enfatiza.
Una de las cosas que le definió su vocación para el cuidado de chicos y comprender los problemas de las personas fue el hecho de tener un hijo discapacitado. Pero la fuerza para estar siempre firme dispuesta a ayudar la obtiene de la fe hacia Diosa (“La Providencia” según ella). Y también de la infinidad de casos de las personas que se acercan a su puerta pidiéndole comida, ropa o sólo un rato de tiempo para charlar.
La religión para Victoria es la razón de su vida, no en sí la religión, sino Dios y su fe hacia él. Ella se basa en su vida cotidiana en las promesas de las “Sagradas Escrituras” (La Biblia) para seguir los ejemplos de amor que tenía Dios con los necesitados. Su sueño máximo es tener un hogar de niños abandonados, sería su posibilidad de tenderle la mano a aquellos que lo necesitan. Sin embargo, no sabría definir si eso sería posible en un futuro ya que ella asegura que no ve el futuro, vive el presente como si fuese el último día y cree que será así hasta el final.