domingo, 19 de octubre de 2008

Editorial

Un techo para todos*

Como lo hemos hecho otras veces desde estas columnas, es necesario destacar la incansable labor que realizan los jóvenes que integran la ONG Un Techo para mi País. Esta vez, como ya han hecho otros años, dedicaron tres días seguidos a construir 150 viviendas en villas del conurbano.

Un Techo para mi País es una organización no gubernamental que reúne a estudiantes universitarios y jóvenes profesionales de toda América latina, para trabajar junto con pobladores de los asentamientos marginales en mejorar su calidad de vida a partir de la construcción de viviendas de emergencia. Esta vez, fueron 1500 los universitarios latinoamericanos que se llegaron hasta los barrios 13 de Julio (José León Suárez), Tres Américas (Ezeiza), Eucaliptus (La Plata) y La Ilusión (Zárate), venidos desde Costa Rica, Brasil, Paraguay, Colombia, Chile y, por supuesto, también de la Argentina. Las viviendas (bien llamadas "de emergencia"), que se construyen sobre pilotes, consisten en módulos de madera de 18 metros cuadrados, con dos paneles de piso, seis paneles laterales, una puerta, dos ventanas, vigas de madera y techo de chapa de zinc. Es decir, una solución concreta a problemas muy concretos.

Los integrantes de la ONG tienen muy presente que estos emprendimientos son sólo un comienzo. Por ello, se comprende que esta actividad se haya desarrollado dentro del IV Encuentro Latinoamericano del cual participó la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en su visita a nuestro país. La actividad de este voluntariado tiene como propósito poder contribuir a que familias en situación de marginalidad extrema puedan gozar también de un lugar íntimo, digno y protegido para vivir. Sólo en la Argentina, los jóvenes de esta ONG construyeron ya 650 viviendas de emergencia, porque lo que sobra en cada convocatoria es el ofrecimiento de voluntarios, y lo que falta es el apoyo de funcionarios y empresas. Es tarea de los Estados ocuparse, con políticas públicas coherentes y continuadas, de brindar soluciones definitivas a un problema que en América latina se vuelve cada día que pasa más acuciante.

Paralelamente, estos jóvenes, además de ejercitar su solidaridad, van creando entre ellos equipos de trabajo interdisciplinarios, con una importante experiencia laboral, humana y profesional. También, el hecho de conocer otras tierras y a gente con las mismas necesidades que muchos de sus conciudadanos "es como un círculo", según dijo uno de los entrevistados, refiriéndose al hecho de que a veces van los argentinos a su tierra y ahora le ha tocado el turno a él. Eso les permite apreciar verdaderamente la esencia de ese espíritu latinoamericano, tantas veces declamado por los políticos por razones oportunistas, pero que acciones como las de los jóvenes de Un Techo para mi País demuestran que realmente existe y que ayudará a construir una realidad bien distinta para todos.

*Esta es una de las dos editoriales que publicó hoy el diario La Nación

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